Querido J
Como te prometí, te cuento.
Un amigo común, común también del común que digirió mis esperanzas en LEP, ha estado en LEP. Once días estuvo, y ha vuelto encantado.
Yo nada sabía, y ha sido una casual caña con latita de berberechos la que me ha puesto sobre la pista. Días después, ya imaginarás, llamó, y yintonic por medio, me pone al día. Te resumo:
Estuvo este común en el lugar de la esperanza intentando mercadear. Algo creo que consiguió. Visitó al común suyo, mio y tuyo -a decir verdad, no lo visitó,, sino que el viaje fue coordinado- y juntos comieron y cenaron en una posada que puede ser de mi interés y sobre las que hay negociaciones encarnizadas. El punto muerto en el trato parece estrategia de ambos bandos. Pero mientras tanto, quien se resiente es el local, por razones que ya te explicaré.
Cuando, a la noche, intentaba ordenar esta información, recibí una correspondencia del amigo en común que me enseñó el asunto y que continua en el LEP. Me decía este amigo, que no me contestó a una correspondencia mía anterior por encontrarse perdido -entiéndase metafóricamente- en la montañas del lugar por espacio de más de una semana. Este común amigo es quien lleva las negociaciones con el titular actual del objeto del deseo. Titular que, momentáneamente, está fuera del país y a punto de regresar. La semana próxima tendrá lugar una entrevista.
Así están las cosas. No matizo ni valoro, operaciones que quedan aparcadas para una próxima epístola.
Sin más, recibe un fuerte abrazo de tu amigo Búho.
PD.- He leído con inquietud tus misivas donde me indicas tu delicado estado de salud. Espero que te recuperes con prontitud y me tengas informado de la evolución de tan molesta enfermedad.
9 abr 2010
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