Querido J.
Escucha esto que he robado:
Le cuenta Eva Irinova a Óscar Drai y a su amiga Marina, que Mijail Kolvenik "creía que la vida nos concede a cada uno de nosotros unos escasos momentos de pura felicidad. A veces son sólo días o semanas . A veces, años. Todo depende de nuestra fortuna. El recuerdo de esos momentos nos acompaña para siempre y se trasforma en un país de la memoria al que tratamos de regresar durante el resto de nuestra vida sin conseguirlo (...)"
Mi tormento, querido amigo, es que mucho me temo que esos "escasos momentos de pura felicidad" ya los he consumido. Y ha sido tanta y con tal intensidad que no confío en que los dioses permitan que vuelva a saborear momentos de tanta felicidad como los que he vivido.
A lo largo de unos años, muy pocos, tomé por real lo que era un sueño; un sueño hermoso, apasionado, palpitante, vehemente y desgarrador. Jamás, amigo del alma, nadie ha tenido un sueño como el que yo viví. Cuando los sonidos de la realidad me despertaron, cuando percibí que la vida de carne y hueso, la vida misma, vencían a la ilusión, alcancé un estado de duermevela que me permitía dirigir mis anhelos, pero con la fatalidad de saber que no eran más que quimeras. Y aun ésto, tiemblo de terror sólo de imaginarlo, lo desbaratará la vida misma, que así de cruel es la realidad y la verdad.
A otra cosa, amigo. Te preguntarás dónde estoy. Te lo cuento: sigo en Sevilla. Ya te comuniqué mi intención de cambiar de aires, pero la indecisión de dónde ir y recientes acontecimientos que te contaré en otra ocasión, me han animado a permanecer en esta hermosa ciudad por unos días más.
Recibe una abrazo de tu amigo Búho y dile a Malaspulgas que me pondré en contacto con él a través tuya. (A Lola, haz como que no sabes nada)
2 nov 2009
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